El Salmo 57: 7-11 nos habla de cómo un cristiano agradecido debe glorificar el Santo Nombre de Dios. Alabar a Dios por sus múltiples misericordias, cantarle con un corazón agradecido a ese Dios de bondad y amor. Exalta a Dios por encima de todas las cosas, alábale con toda tu alma, todas tus fuerzas, todo tu corazón, porque Él es el fiel, fuerte, poderoso, invencible...
Dice así su Santa Palabra:
7 Pronto está mi corazón, oh
Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.
8 Despierta,
alma mía; despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.
Me levantaré de mañana.
9 Te
alabaré entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las naciones.
Cantaré de ti entre las naciones.
10 Porque
grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.
Y hasta las nubes tu verdad.
11 Exaltado
seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.
Sobre toda la tierra sea tu gloria.