viernes, 21 de marzo de 2008
No eres un accidente en la vida
No eres un montón de huesos
Perfectamente articulados
O un paquete de hilos carnosos
Minuciosamente entrelazados.
No eres la larga sábana
Que se extiende sobre la carne
O un tropel de vellosidades
Para proteger tus entrañas.
No eres un torrente de sangre
Cálida, roja y nutritiva
Que fluye en forma constante
por toda tu estructura física.
No eres carne y hueso
En esta vida terrenal
Que sólo encamina tus pasos
Hacia el instinto carnal.
No eres máquina de sexo
Que del cielo se aleja
Y después de todo eso
El polvo de la tierra.
No eres un accidente de la vida
O un deseo caprichoso del destino.
¡Eres un propósito de Dios
Claro, firme y definido!
No eres una circunstancia fortuita
En un rincón de la existencia
Ni un alma insensible y gratuita
¡Eres una conjugación perfecta!
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