lunes, 13 de febrero de 2012

Un amor bendecido por Dios

El amor de Dios en cada uno de nosotros nos lleva a escoger la pareja idónea que nos acompañará el resto de nuestros días. La Biblia nos dice en 2 Corintios 6:14 “No os unáis en yugo desigual”. El Señor quiere que Cristo sea el centro de nuestras vidas y como tal que lo reflejemos en nuestro accionar diario. La palabra es clara cuando habla del trato entre un hombre y una mujer. Efesios 5:25 dice “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” y el 33 dice: “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido” La Biblia no se queda atrás con la exhortación a la mujer. 1 Pedro 3:1-2 nos dice: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa”. El detalle más importante sobre cómo un hombre debe tratar a una mujer lo expresa el versículo 7 cuando dice: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. Hombre, trata a tu mujer como la ayuda ideal que el Señor ha diseñado para ti. Amala, cuídala, disfruta de la vida junto a ella.

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